SUENAN LAS NOTAS MELANCÓLICAS
de una sinfonía de Mahler.
Hace frío.
La lluvia impertinente
juega con la inocencia de los recuerdos.
Las horas no paran de laborar
su destino,
un destino que no pretende
grandes logros.
Sus metas ya llegarán
cualquier atardecer,
no es necesario que avisen,
serán recibidas con grandes honores.
Hace frío.
Llueve.
Las notas se diluyen en emociones
extrañas,
nunca vividas.
Paisajes lejanos, perdidos
en un tiempo borroso,
caótico.
En el cristal de unos ventanales tristes
resbalan las últimas lágrimas del músico,
mientras el poema, mi poema de amor,
sueña con la esperanza
del nuevo día.
Gracias, Gustav, por entregarme
lo más bello de tu vida.
11 de diciembre de 2.002.
lunes, 12 de octubre de 2009
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