CON GRAN TIMIDEZ
los rayos del nuevo día
dibujan extrañas formas
sobre las paredes
de mi querida habitación.
Débiles poemas luminosos
se cuelan, lentamente,
con una tremenda parsimonia,
en mi pequeño mundo.
Sobre la mesa
aguardan las cuartillas
en blanco, esperan
valientes versos
dispuestos a luchar
por las ilusiones ausentes.