TODO CAMBIO BRUSCAMENTE.
La Navidad nos dejó
el aroma cálido del atardecer,
con deliciosos sabores
a esperanzas, recién horneadas.
Las ilusiones, rellenas de chocolates
exquisitos, presagiaban amaneceres
luminosos que mostraban
un horizonte claro y diáfano.
Sin embargo, todo era un espejismo.
De repente, Imágenes enloquecidas
iban borrando las emociones
más vulgares de los hombres.