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miércoles, 6 de junio de 2012

Te esperaré


Te esperaré (2007), la segunda parte de Poemas de Ausencia, son poemas de corte amoroso realizados, todos ellos, en el verano del año indicado. En alguno de los poemas de la primara parte expreso la tremenda dificultad que supone, en muchas ocasiones, escribir un poema, y las composiciones de esta segunda parte, me las puse como una obligación, una tarea diaria en la que debía no solo hacer un poema sino que todos debían formar parte de un sentimiento, tener un guión común, ese guión es la espera de un amor que no llega, los preparativos y el desasosiego de un corazón solitario.
Os ofrezco tres poemas que Ana María Garrido leyó el pasado 3 de junio en su programa Calidoscopio (domingos 23 h.)

… … …

TE ESPERARÉ EN NUESTRO RINCÓN APARTADO

contemplando las viejas ilusiones
del ayer.

No tardes, mi amor.
Sigue la senda marcada.
No te asustes de los malditos
contratiempos del destino
ni de los crueles enanos del tiempo.

Yo, por siempre, te seré fiel
y aguardaré tu regreso.
No importa cuando llegues,
no te haré ningún reproche,
tan sólo quisiera
poder descansar en tus brazos
y comenzar a morirme
de amor.


IRÉ PONIENDO LA MESA

para cuando llegues.

Dispondré todo lo necesario
para que no te sientas extraña
en mi universo pequeño.

Pondré esperanzas nuevas
e ilusiones maduras
sobre el mejor terciopelo
del atardecer.

En las ricas copas de la aurora
reposará el licor más sabroso
del porvenir
dispuesto a hacerte olvidar
los malos instantes de la vida.

Sobre la mesa,
nuestra añorada mesa,
adornada con los vivos colores
de un arcoiris deslumbrante,
jugarán enloquecidas
las frenéticas dudas
del ayer.

Te estarán esperando,
aguardaran tu decisión
sobre nuestro futuro compartido.

Querrán conocer
las sendas de tus deseos.

No tardes, mi amor,
el tiempo se acaba
y en mi otoño
ya no hay lugar
para las sorpresas.

DE VEZ EN CUANDO

me asomaré al horizonte
para buscar las huellas
de tus pasos.

Gritaré con todas las fuerzas
tu nombre,
preguntaré a todos
por ti, mi amor.

Tengo miedo
de no hallarte.
Me asusta mi vida
sin tu presencia.

Pero sólo puedo esperar.
Me resisto a abandonarte
para siempre
en la blancura imperfecta
de un miserable poema
de desamor.

Te aguardaré
aunque tu imagen amada
se diluya bajo la lluvia.

lunes, 4 de junio de 2012

Los auténticos poetas de mi vida: Mis padres

                                           

Una tarde entrañable