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miércoles, 23 de marzo de 2011

¿Por qué nos mienten?


¿Por qué nos mienten? ¿Nos quieren tomar por tontos? Creo que no nos lo merecemos. Son ellos los únicos culpables al empecinarse en ir contracorriente, todos estaban equivocados, eran unos fachas y unos catastrofistas. Todos estaban equivocados menos ellos, y no aceptan opiniones ajenas, aquellos que se apartan, lo más mínimo, de sus posturas y planteamientos, simplemente son unos antipatriotas.

Son unos prepotentes, se creen muy superiores. Es verdad que se ganaron la confianza del pueblo, que tienen el derecho de gobernar durante el tiempo que permite la ley, es decir, durante cuatro años, que se presentaron por segunda vez y volvieron a ganar, como sucedió, pues enhorabuena, sólo hay que felicitarlos, no hay nada que objetar; cuando vuelven a salir es por algo y, sobre todo, porque la oposición, es decir el Partido Popular es incapaz de buscar el camino para llegar al poder, no sabe cómo ganarse la confianza del pueblo, son incapaces de hacerse oír. Es su problema.

Pero cuando al pueblo soberano se le presenta un programa que, según va avanzando la legislatura se comprueba que se fundamenta en la mentira, en el engaño, eso no se puede consentir, no se debe consentir. Su prepotencia parece obligarles a despreciar de una manera infame a los que no aceptan sus postulados y enseguida se manifiesta la soberbia que corroe su alma. Con semejante actitud no hay nada que hacer, si a esto le sumamos el que para imponer sus leyes cuenten con el apoyo de unos partidos minoritarios que reciben grandes privilegios, prebendas robadas a los demás pues, como se suele decir, ‘’Apaga y vamonos’’ y hay que salir corriendo ante los improperios que te lanzan simplemente por exponer tu opinión. Es sorprendente como les afecta las contradicciones. Recuerdo una intervención de Mariano Rajoy, una brillante y dura intervención en la que iba exponiendo todas las mentiras que el Sr. Presidente había dicho hasta la fecha y cada uno de sus argumentos los finalizaban con un machacón: ‘’Señor Presidente, usted es un mentiroso’’. Ante semejante infamia, varios ministros y ministras, miembros y miembras pusieron el grito en el cielo por semejante dureza verbal, vertida contra el Patriarca de las Civilizaciones. Entonces salieron todos los talentosos simpatizantes, políticos y periodistas, incluidos los leales compañeros de la ceja perfumada, a defenderle, como era su obligación y, sobre todo, por miedo a que les quitase la paga del domingo, tenían que esforzarse en ser buenos para que el Patriarca fuera feliz y no perdiera nunca su eterna sonrisa.

Entonces, surgieron las descalificaciones, las tertulias se llenaron de los listillos de siempre que, escudándose en su visión particular de la democracia, pidieron casi la cabeza de Mariano Rajoy, tachándole de antipatriota, le echaron en cara, como lo hacen continuamente, el que no quisiera arrimar el hombro y empujar el carro de España. Y yo me pregunto, como lo hacen mucha gente ¿Para qué está la oposición? ¿Cuál es su misión? Sencillamente, denunciar aquellas cosas y comportamientos que creen equivocados y que, sobre todo, perjudica el interés general. Llegando a este punto, sólo cabría hacer una reflexión muy sencilla y lógica ante la inmensa polvareda surgida por tan desafortunadas palabras: ‘’Sr. Presidente, usted es un mentiroso’’. Sería pensar un poco e indagar cómo se llama a la persona que dice mentiras dando, por supuesto, que el término ‘’mentira’’ expresa lo contrario a la ‘’verdad’’, que presenta una situación que no se ajusta a la realidad. El término exacto que se aplica a una persona que dice mentiras es una persona ‘’mentirosa’’, con lo cual Mariano Rajoy, en aquella hiriente intervención, no estaba insultando al Sr. Presidente, simplemente dijo una obviedad.
Yo recomiendo a esta gente tan lista que nos sorprenden con su talento arrollador que, de vez en cuando, acudan a sus viejos libros de colegio donde pueden adquirir los conocimientos básicos y, de paso, un poco de cultura que les hace mucha falta.


23 de marzo de 2011

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