LAS EMOCIONES DE LA NOCHE
son asesinadas por misiles
desesperados, borrachos
por el hedor nauseabundo
de la soberbia humana.
A lo largo del cielo, de un azul desteñido,
cubierto de silencios
enloquecidos, se mueren
los últimos poemas de unos amores
imposibles.
Los versos de toda una vida
desaparecen entre la niebla
amarga, de odios, enloquecidos,
de rencores antiguos,
que perdieron los argumentos.
Las razones se diluyeron
en un horizonte caótico.
Ya solo se oyen, entre los susurros
de las llorosas estrellas,
los llantos, desconsolados,
de los poetas, abatidos
por las dudas existenciales
de un mundo sin destino.
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