LOS COLORES OCRES DEL OTOÑO
cubren las alacenas humanas
de historias nostálgicas.
Los recuerdos retornan
por caminos invisibles
entre ausencias dormidas
en un tiempo egoísta.
Las emociones danzan
alegremente, casi con lujuria,
en torno al beso añorado,
a la caricia que, avergonzada,
huyó, por temores absurdos,
por los recovecos soñolientos
del atardecer
o del abrazo que jamás pudo sentir
el calor del cuerpo deseado.
El otoño trae versos dorados
que penetran, con fuerza,
en los corazones angustiados,
sus hermosos matices
invitan a soñar. En el horizonte
se dibujan esperanzas luminosas
que aguardan la palabra compartida.
No hay comentarios:
Publicar un comentario