CON LAS MANOS VACÍAS
dibujo amaneceres
en las paredes indiferentes
de mi hogar.
Las esperanzas sueñan imposibles,
procuran devolverme
la dulzura de un amor
que nunca existió.
Luchan por sacarme del abismo,
procuran borrar la blancura
de mi alma.
Los versos, enloquecidos
por tantos reproches,
se pierden por senderos
desconocidos,
Huyen de la mirada petulante
de relojes confusos.
Se lleva toda la magia
de las palabras.
Mis manos tiemblan.
La soledad es insoportable.
miércoles, 2 de abril de 2014
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