LA MÚSICA ALEGRE,
con sus notas
ebrias de licores dormidos,
nos lleva a lejanos paisajes
donde jamás somos extraños.
donde jamás somos extraños.
Sus dioses nativos
ofrecen
lo poco que tienen
a cambio de una palabra de amor,
lo poco que tienen
a cambio de una palabra de amor,
tan sólo quieren saber la verdad,
desentrañar un enigma difuso,
no comprenden porqué los hombres
se matan entre ellos.
se matan entre ellos.
En su mirada se puede ver
el miedo
del porvenir,
del porvenir,
la duda de una incertidumbre caótica.
La música seguirá sonando
y los dioses, aburridos,
y los dioses, aburridos,
continuaran
divagando sobre confusos
crucigramas humanos.
crucigramas humanos.
¡Hola Jóse! No importa que esté escrito en prosa, todo el texto desprende la música de la poesía.
ResponderEliminarUn abrazo.