CUANDO LAS HORAS
se detienen
los minutos dibujan ausencias
en los espejos opacos
de la noche desesperada.
La calma ensordece
gritos ebrios.
Silencios impenitentes
beben los últimos licores
corrompidos,
y de las venas ensangrentadas
de los seres marginados
brotan drogas de últimas generaciones
carentes del sentido.
Un mundo caótico
repleto de redes absurdas
e inconexas.
Las horas se duermen,
tras bailar el último sueño,
en la fría sombra
del otro lado de la luna.
sábado, 12 de noviembre de 2011
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