HOLA, VIEJA AMIGA,
hermosa Navidad.
Acudes como siempre
cargada de nostalgia.
Mi alma se duerme
en el regazo de la tarde
y los versos, melancólicos,
no cesan de soñar.
Sí, vieja amiga,
cada año te aguardo,
espero una luminosa estrella
que nunca brillará
en mi corazón.
Tan sólo la nieve
cubre la dulzura del hogar
con los poemas del olvido.
lunes, 12 de diciembre de 2011
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